María Branyas Morera, la mujer española que desde hacía un año era la persona más vieja del mundo y la octava más longeva de la historia, falleció la madrugada de este lunes a los 117 años y 168 días y la mañana de este martes fue incinerada, según confirmó.
“Se apagó durmiendo, que era lo que ella quería y lo que queremos todos”, ha afirmado Rosa Moret, la hija menor de María, de 80 años.
Branyas, que cumplió los 117 el pasado mes de marzo, formaba parte del selecto club de españoles centenarios, un 0,04% de la población del país. Su nombre comenzó a aparecer en medios de comunicación cuando superó el covid-19, en 2020, siendo una de las personas más longevas en lograrlo.
Nacida en San Francisco el 4 de marzo de 1907, Branyas sobrevivió a la gripe española de 1918, dos guerras mundiales, la Guerra Civil española y al COVID-19, que contrajo en 2020 a los 113 años. Vivió sus últimos años en una residencia de ancianos en Olot, Cataluña.
A lo largo de su vida, María Branyas se casó en 1931 con un médico y tuvo tres hijos, uno de ellos fallecido, además de 11 nietos y numerosos bisnietos. Un estudio de la Universidad de Barcelona analizó su ADN para entender las causas de su longevidad. A pesar de su avanzada edad, Branyas conservó una mente lúcida hasta sus últimos días.
La familia asegura que la recordarán siempre por sus consejos y su bondad, en sus palabras, y han indicado las palabras que les decía hace unos días: “Un día que desconozco, pero que está muy cerca, este largo viaje habrá terminado. La muerte me encontrará agotada de haber vivido tanto, pero quiero que me encuentre sonriendo, libre y satisfecha”.
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