Un nuevo estudio científico advirtió que las aguas de la Antártida se han visto fuertemente impactadas por la contaminación derivada de la actividad humana, un factor que como es de esperar se traduce en consecuencias negativas para el medioambiente.
Los especialistas, quienes publicaron los resultados de su investigación en la revista académica Journal of Hazardous Materials, detectaron la presencia de una serie de contaminantes. Entre ellos se encuentran varios productos farmacéuticos, como antidepresivos, además de nicotina y cafeína.
La investigación indica que algunas de las muestras tomadas en las aguas del continente blanco poseen una alta persistencia, toxicidad y capacidad de dispersión. Dichas muestras fueron rescatadas en diferentes lugares como bases y zonas relacionadas al turismo y en otras sin presencia humana.
En específico, los científicos detectaron: analgésicos acetaminofén, diclofenaco e ibuprofeno, regulador de colesterol y triglicéridos en sangre bezafibrato, el diurético hidroclorotiazida, el antibiótico claritromicina, y los antidepresivos citalopram y venlafaxina.
Además, a dicha lista se suma la cafeína, nicotina, anticorrosivo tolitriazol y el filtro de protector solar benzofenona-1.
Como conclusión, la investigación resolvió que “las actividades humanas en la Antártida son responsables de la dispersión de los CEC en este continente, dejando una huella química incluso en áreas donde no se concentran las actividades de investigación y turismo”.
Por su parte, los científicos alertaron de que las medidas de las autoridades están siendo insuficientes: “Las medidas actuales tomadas por las regulaciones existentes para proteger el ambiente prístino de la Antártida de las actividades humanas no son efectivas para evitar la propagación de la CEC en su ambiente acuático”.
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