Con el fin de prolongar la duración de alimentos, especialmente la fruta fresca, un equipo de investigadores de la Universidad de Concepción (UdeC) crearon Bioshield Pack, un papel biodegradable, fabricado 100% con ingredientes naturales obtenidos a partir de la pulpa de celulosa de pino radiata y algas marinas. Este producto podría significar un importante cambio para mejorar la exportación y el traslado de estos alimentos.
Se trata del papel bioactivo algal, innovación científica relevante para Chile, teniendo en cuenta que anualmente se exportan 2,6 millones de toneladas de fruta fresca, con retornos para el país que superan los US $4 mil millones.
De este total, entre el 3 a 5% de la fruta fresca no alcanza a llegar a la mesa de los consumidores en destinos como Estados Unidos, China o países en Europa, porque en el viaje se descompone, aparecen manchas por la oxidación y acción de microbios fitopatógenos, principalmente hongos, lo que provoca que sea desechada, con un gran costo económico para el sector.
En conversación con BiobioChile, Andrea Donoso, bióloga investigadora de la UDEC que participó en el desarrollo de este papel, explicó de qué se trata. “El papel tiene un componente algal que tiene una función más bien mecánica, porque las algas también tienen un contenido de fibra que puede servir, y se nos ocurrió que podía servir para hacer papel. Si bien no es lo mismo que la fibra de un eucalipto o de un pino, sí hay un contenido de fibra que nos hizo pensar que se podía lograr hacer un papel de alga”.
Adicionalmente, señala la experta, el papel también cuenta con extracto de algunas algas que son antifúngicas, es decir, que pueden prevenir la aparición de hongos. Estas, “habían sido previamente evaluadas para hongos que afectan a la industria agrícola”, agregó la experta.
Andrea señala que el equipo científico ya elaboró un prototipo de este papel que ha tenido buenos resultados. “Hicimos una bobina a gran escala en una papelera, y la idea es que esto lo pueda utilizar directamente la industria agrícola”, señala.
Las primeras pruebas se realizaron específicamente en manzanas y uvas, “en ambos casos con harto éxito disminuyendo un porcentaje significativo de las infecciones que atacan distintos hongos agrícolas”.
Para usarlo, existen dos alternativas. La primera es directamente envolver la fruta con el papel, pero también está la opción de usarlo en forma de “camisa”. Esta última es una técnica agrícola en la que se envuelve la bandeja donde va la fruta.
Durante la investigación, también probaron el método bolsa. “En el caso de las uvas lo evaluamos en formato como de bolsitas, hicimos unas con este papel, metíamos las uvas ahí y evaluábamos. Comparado con bolsas plásticas tradicionales, observamos que efectivamente con el papel teníamos pérdidas significativamente menores por pudrición con hongo“, puntualizó.
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