Matteo Messina Denaro, jefe de la organización criminal la Cosa Nostra y uno de los últimos capos de la mafia de Sicilia, fue arrestado durante este lunes en una clínica de Palermo, al sur de Italia, tras 30 años prófugo.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, celebró la detención: “Una gran victoria del Estado, que demuestra que no hay que rendirse ante la mafia”, escribió en las redes sociales. El Presidente de Italia, Sergio Mattarella, y cuyo cargo es más bien “honorífico”, envió sus “felicitaciones” a las fuerzas del orden: en 1980, su hermano Piersanti fue asesinado a tiros por la mafia en Palermo, mientras Mattarella era presidente de la región.
Messina Denaro, de 60 años, debe cumplir varias cadenas perpetuas por los atentados de 1993 en Florencia, Roma y Milán en los que murieron diez personas. También se le considera el cerebro de las bombas que provocaron la muerte de los dos magistrados antimafia en 1992 Paolo Borsellino y Giovani Falcone, la esposa de éste, Francesca Morvillo, y ocho agentes de la escolta. En una última sentencia se reconoce el papel de Messina Denaro en la llamada estrategia de los atentados de Cosa Nostra para presionar al Estado en los años 90 y prueba su participación tanto en los de 1992, reivindicados por “Totó” Riina, como en las bombas de 1993, encargadas por otro jefe mafioso, Bernardo Provenzano.
Entre sus víctimas, destaca el asesinato de un niño de 13 años, hijo de otro mafioso, al que disolvieron en ácido nítrico tras un secuestro de 779 días para evitar que su padre colaborase con las autoridades, según El País. Hasta hoy, vivía en las sombras. De hecho, de él solo se tenían unas cuantas fotografías de hace 30 años, y la policía iba actualizando su rostro mediante un retrato robot, que simulaba el paso de los años.
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