Nueva York se convirtió en el sexto estado de Estados Unidos en permitir el llamado compostaje humano. Las personas ahora pueden convertir su cuerpo en tierra después de su muerte, lo que se considera una alternativa más ecológica que un entierro o cremación.
También conocida como "reducción orgánica natural", la práctica hace que un cuerpo se descomponga durante varias semanas después de haber sido encerrado en un contenedor.
En concreto, el cadáver se introduce en un recipiente cerrado junto con materiales seleccionados, como madera, alfalfa y hierba de paja, y se descompone gradualmente bajo la acción de microbios.
Tras cerca de un mes, donde los restos se calientan para eliminar cualquier contaminante, los seres queridos reciben la tierra resultante, que puede utilizarse para flores, verduras o árboles.
Según Recompose, una empresa funeraria estadounidense, este servicio puede ahorrar una tonelada de carbono en comparación con una cremación o un entierro tradicional. Sin embargo, el proceso no es barato y puede ascender a los 7000 dólares, un precio comparable a la cremación o el enterramiento.