La Fiscalía pidió este lunes 20 años de cárcel, la pena máxima en Francia por el delito de violación, para Dominique Pelicot, por haber abusado durante 10 años de su esposa, a la que drogaba con somníferos y a la que ofreció a decenas de hombres para que también abusaran de ella.
La fiscal del Tribunal de Apelación de Aviñón (sureste de Francia) Laure Chabaud pidió esa pena "con la mayor convicción", y la justificó por la psicología de Pelicot, al que describió como un hombre perverso, egocéntrico, perturbado, con múltiples desviaciones sexuales que quiso satisfacer sus deseos sin poner "ningún límite" y sin el consentimiento de la víctima.
"Veinte años es mucho tiempo. Tengas la edad que tengas, no es poco. Es a la vez mucho y demasiado poco. Demasiado poco teniendo en cuenta la gravedad de los actos cometidos y repetidos", señaló Chabaud. Pelicot, que reconoce los delitos que se le imputan, tomó miles de fotos y videos de las violaciones, documentos que se han convertido en la prueba clave para la acusación de los 51 hombres que se sientan en el banquillo, la mayoría de los cuales se defienden señalando que creían contar con la venia de la mujer.
Dominique Pelicot ha admitido todos los cargos relacionados con el hecho de que le administrara ansiolíticos a Gisèle Pelicot entre 2011 y 2020, dejándola expuesta a abusos por parte de desconocidos reclutados por internet.
El acusado documentó los crímenes en fotos y videos descubiertos por la Policía después de que lo sorprendieran filmando debajo de las faldas de las mujeres en público. “Es un momento muy emotivo”, señaló Gisele Pelicot al ingresar a la sala del tribunal.
Los fiscales también deben exigir castigos para los demás acusados: hombres de entre 26 y 74 años de todos los ámbitos sociales.
“Este proceso está sacudiendo nuestra sociedad en nuestras relaciones mutuas, en las relaciones más íntimas entre los seres humanos”, aseguró Jean-Francois Mayet, otro de los fiscales.
La sociedad francesa tiene que “comprender nuestras necesidades, nuestras emociones, nuestros deseos y sobre todo tener en cuenta los de los demás”, agregó Mayet. Lo que está en juego, agregó, “no es una condena o una absolución”, sino “cambiar radicalmente las relaciones entre hombres y mujeres”, remarcó.
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