Por primera vez en el país Tres gendarmes fueron declarados culpables de tortura cometida durante la pandemia contra un interno que cumplía prisión preventiva en el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur.
La Fiscalía pide para ellos 10 años de cárcel, luego de que se investigara la denuncia del interno, quien habría perdido parte de un dedo tras la golpiza. La lectura de sentencia será el próximo 22 de junio.
Al tanto de los antecedentes, la sede de la Región Metropolitana del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) actuó como querellante en la causa y acompañó psico-jurídicamente a la víctima durante el proceso penal.
Al respecto, la directora del INDH, Consuelo Contreras, indicó que “los hechos que se han conocido, dan cuenta de una actuación abusiva por parte de tres agentes del Estado, quienes agredieron violentamente a una persona que se encontraba bajo su custodia”.
“Esta es la primera condena por el delito de torturas dentro de una cárcel chilena, la tortura es una realidad y esto constituye un llamado de atención acerca de las condiciones en que las personas privadas de libertad deben cumplir sus castigos en nuestro país”, complementó.
Los jueces dieron por acreditado que la tarde del 13 de mayo de 2020, en el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur, tras una discusión una persona privada de libertad fue golpeada por M.A.C.M., C.F.R.S. y M.A.M.S. Primero en una celda, con pies, puños y un bastón de seguridad, además de arrojarle gas pimienta al rostro. Luego, en el sector llamado la “pecera” y a puertas cerradas, M.A.C.M. lo atacó en su mano izquierda con un cuchillo cartonero y le cercenó parte de los dedos medio, anular y meñique, sin que C.F.R.S. y M.A.M.S. lo impidieran.
A raíz del ataque, la víctima tuvo fracturas expuestas y heridas cortantes en tres dedos de la mano izquierda, con pronóstico médico grave. Más aún, sufrió la amputación de parte de la falange del anular izquierdo, dejándole secuelas permanentes y definitivas que influyen en su capacidad laboral y funcional en forma importante, dado que afecta su mano dominante, además de secuelas estéticas notoriamente visibles y deformantes. Dichos perjuicios califican las lesiones como graves.
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