Una donación de mil millones de dólares permitirá a la Escuela de Medicina Albert Einstein, del condado neoyorquino, ubicado en el Bronx, ofrecer matrículas gratuitas a sus alumnos. La donante del dinero fue Ruth Gottesman, quien se desempeñó como profesora de la universidad, la cual se encuentra en uno de los barrios más pobres de Nueva York.
De hecho, según el periódico The New York Times, el Bronx cuenta con una alta tasa de muertes prematuras y es el condado menos salubre de Nueva York, mientras que la mayor cantidad de donaciones a hospitales y escuelas de medicina las suele recibir el vecino, y rico, Manhattan.
Tal y como se puede ver en las imágenes, la reacción es inmediata: gritos de alegría y llamadas a sus familias, mientras los estudiantes procesaban el impacto de esta noticia en sus futuros, por fin liberados de la carga financiera que supone estudiar una carrera de medicina en Estados Unidos.
Con un precio de matrícula que asciende a 59.458 dólares anuales, este gesto busca atraer a una diversidad de solicitantes que, de otro modo, no podrían permitirse estudiar medicina. Además, se espera que los estudiantes puedan graduarse sin la abrumadora deuda que suele acompañar a la educación médica en Estados Unidos, donde el promedio de deuda escolar alcanza los 202.453 dólares por persona.
La donación de Gottesman, motivada por el legado financiero de su difunto esposo David "Sandy" Gottesman, un destacado inversor de Wall Street, se considera la más grande en la historia de las facultades de medicina en el país. Esta acción coloca a Albert Einstein College of Medicine como la segunda institución en Nueva York en ofrecer educación médica gratuita, siguiendo el ejemplo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, que anunció una política similar en 2018.
Este gesto no solo alivia la presión financiera sino que también abre la puerta a una mayor diversidad en el campo de la medicina, especialmente para candidatos de bajos ingresos y de comunidades subrepresentadas. Los estudiantes y profesores ven este cambio como un faro de esperanza y un llamado a repensar las admisiones y el acceso a la educación médica, especialmente en un área con tanta diversidad y necesidad como el Bronx.
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